Dear Flock of Tyler,

As we move through these post-Pentecost days of Ordinary Time, let us continue to seek the peace and guidance of the Holy Spirit.

As your bishop, I want to address the controversy that the Church is facing at this time regarding our national leaders who profess the Catholic faith. My main purpose, as always, is to teach the Catholic faith clearly and give us all the knowledge we need to address the many controversies that arise. Therefore, rather than address the situation of President Biden or any other leaders specifically, my approach is to remind all of us of basic Catholic teachings.

Our faith clearly teaches that life is sacred from conception to natural death and that direct abortion is an immoral violation of the sanctity of life. Our faith also teaches that the bread and wine consecrated at Mass truly become the Body and Blood, Soul and Divinity of Jesus Christ, God’s Divine Son. In order to rightly receive the Body and Blood of Christ in Communion, we all have the serious obligation of ensuring that we are in the state of grace and that we are doing our best to live the truth that God has revealed to us.

As your shepherd, I pray that this controversy will primarily serve to prompt all of us to a serious examination of conscience. I am not the president’s bishop, but I am yours. I grow daily in awareness of my own unworthiness as we all should, and this allows us to be more deeply in awe of God’s love and mercy.  Every man and woman of faith has an obligation to repent of our sins and live the Gospel as fully as possible. When we are aware of serious sin in our lives, we must go to Confession and seek a true conversion of heart. Then we can approach Communion assured that the Lord will strengthen us to go forth on our mission.

Let us pray lovingly for all of our leaders and for deeper unity in our own lives with the Lord and his bride, the Catholic Church.

Sincerely yours in Christ,

+ Joseph E. Strickland
Bishop of Tyler
June 10, 2021

Queridos Fieles de Tyler,

Durante estos días del Tiempo Ordinario, posteriores a la Solemnidad de Pentecostés, les invito a que continuemos buscando la paz y la guía del Espíritu Santo.

Como su obispo, quiero dirigirme a ustedes sobre la controversia que enfrenta la Iglesia en este momento con respecto a nuestros líderes nacionales que profesan la fe Católica. Mi propósito principal, como siempre, es enseñar la fe Católica con claridad para tener el conocimiento necesario y así poder abordar las numerosas controversias que surgen constantemente. Por lo tanto, en lugar de abordar directamente la situación del presidente Biden, o de cualquier otro líder específicamente, deseo recordar y reafirmar a todos las enseñanzas Católicas básicas.

Nuestra fe nos enseña claramente que la vida es sagrada desde la concepción hasta la muerte natural y que el aborto directo es una violación inmoral de la santidad de la vida. Nuestra fe también nos enseña que el pan y el vino consagrados en la Santa Misa se convierten verdaderamente en el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo Eterno de Dios. Por lo tanto, para recibir dignamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Sagrada Comunión, todos tenemos la seria obligación de asegurarnos de que estamos en estado de gracia, y de que estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para vivir la verdad que Dios mismo nos ha revelado.

Como su obispo y pastor, oro para que esta controversia sirva principalmente para impulsarnos a todos a un serio examen de conciencia. Yo no soy el obispo del Señor presidente, pero soy su Obispo. Cada día soy más consciente de mi propia indignidad, como todos deberíamos serlo, y esto nos permite sentirnos más profundamente asombrados del amor y la misericordia de Dios. Todo hombre y mujer de fe tiene la obligación de arrepentirse de sus propios pecados y vivir el Evangelio lo más plenamente posible. Cuando somos conscientes de un pecado grave en nuestra vida, debemos confesarnos y buscar una verdadera conversión de corazón. Después de este paso, podemos acercarnos a la Sagrada Comunión seguros de que el Señor nos fortalecerá para seguir adelante en nuestra misión.

Oremos con amor sincero por todos nuestros líderes y por una unidad más profunda en nuestras propias vidas con el Señor y su esposa, la Iglesia Católica.

Sinceramente suyo en Cristo,

+ Joseph E. Strickland
Obispo de Tyler
10 de junio de 2021