Hay muchas partes de la Misa que se pueden mencionar aquí para ayudar a los niños a comprender lo que ocurre en la Misa, pero me centraré de manera más general en tres cosas: la oración, las Escrituras y la comida familiar. 

El Papa Pablo VI dijo: “La Misa es la forma más perfecta de oración”. No podemos esperar que nosotros mismos o nuestros hijos recen la Misa perfectamente, pero podemos profundizar en nuestra comprensión y práctica de la oración. San Juan Damasceno dijo: “La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”. Cada vez que tu hijo recuerde a Dios, ya sea a través de oraciones vocales, una canción, el crucifijo o cualquier otra forma en que su atención se dirija a Dios, está participando en la oración. 

Haz que la oración sea el eje de tu vida familiar. El simple hecho de llevar a tus hijos a Misa los sitúa en la presencia de Cristo. Aunque sea una batalla llevarlos, es una lucha que merece la pena. Aquí tienes maneras de aumentar la oración en familia:

  • Rodea tu casa con lo sagrado. Invierte en arte y objetos religiosos para colocarlos en tu casa. Estas cosas apelan a nuestros sentidos y pueden elevar nuestros corazones y mentes hacia Dios.
  • Prepara un altar casero. No tiene que ser extravagante, sino un espacio dedicado exclusivamente a la oración. Reúnanse en el altar casero para rezar juntos en familia.
  • Recen juntos. Establece una rutina de oración en familia. Esto será diferente para cada familia. Puede consistir en una ofrenda matutina de camino a la escuela, un Rosario familiar por la noche o una bendición antes de ir a dormir. Los tipos, tiempos y estructuras para la oración familiar son ilimitados, así que no sientas que tienes que explorar todas las opciones antes de elegir el estilo de oración “perfecto” para tu familia. Sólo tienes que comenzar y tu oración familiar crecerá y florecerá.

La liturgia de la Palabra es la primera parte de la Misa. Leer las Escrituras en casa mejorará la comprensión de tus hijos sobre quién es Dios, cómo actúa y su relación con su pueblo. Comenzarán a reconocer las lecturas en la Misa porque primero les presentaste la Palabra de Dios en casa. 

San Juan Crisóstomo dijo: “La Escritura no solo es para los monjes; los niños que están a punto de salir al mundo tienen más necesidad de conocimiento escritural”. Aquí tienes maneras de incorporar la lectura de las Escrituras en casa:

  • Lee la Biblia durante las comidas. Elije una comida menos apresurada que les permita unos minutos para leer un pasaje de las Escrituras. 
  • Escucha la Palabra de Dios: Hoy en día hay muchos recursos disponibles para las versiones de audio de las lecturas bíblicas. Hay lecturas dramatizadas de la Biblia, grabaciones de las lecturas de la Misa y podcasts de historias bíblicas. Ponlos en el coche, mientras te preparas para ir a la escuela o mientras esperas en el consultorio médico. 
  • Lee con antelación las lecturas de la Misa del domingo. Es grandioso para nosotros y para nuestros hijos escuchar varias veces los mismos pasajes bíblicos. La repetición es un modo excelente de aprendizaje. Aristóteles escribió: “La repetición frecuente produce una tendencia natural”. ¡Qué maravilloso es que nuestros hijos tengan una tendencia natural hacia las Escrituras!

Por último, prioriza el tiempo en torno a la mesa familiar, donde comparten la comida, conversaciones, relaciones y la comunión. Esto ayudará a tus hijos a comprender que este tiempo juntos es especial. Es en la mesa familiar donde pueden aprender modales, a sentarse en un lugar, a escuchar, a responder y la importancia de la alimentación. La conversación en torno a la mesa es el lugar en el que la familia puede aprender sobre los demás. Luego, durante la liturgia de la Eucaristía, comprenden el significado de la comida sagrada, el alimento espiritual que proporciona y la comunión con nuestro Señor. Es en torno al altar, la mesa del Señor, donde llegamos a conocer a Cristo de una manera más profunda. Aquí tienes maneras de hacer que las comidas en familia sean más significativas:

  • Dedica tiempo a las comidas en familia. Las agendas están ocupadas, pero prioriza este tiempo especial juntos. Esto puede significar discernir en oración el grado de compromiso con las actividades externas. 
  • Planifica comidas sin estrés. La hora de la cena puede ser un poco agitada y puede parecer que el agotamiento se ha apoderado de ti incluso antes de que te sientes a disfrutar de la conversación. Ten a mano algunas comidas fáciles para que el tiempo juntos sea más propicio para crear vínculos. Simplifica la comida pero agiganta la conversación.
  • Deja de lado la tecnología. El uso de dispositivos electrónicos es una de las mayores distracciones para las conexiones y relaciones humanas. Durante la hora de comer, comprométete a desconectar de la tecnología y a volver a conectar con los miembros de tu familia. 

San Juan Pablo II llama a todos los padres en la Familiaris Consortio  a ser “los primeros mensajeros del Evangelio ante los hijos”. Tu hogar y tu familia están llamados a ser la primera escuela de discipulado cristiano para tus hijos. Mediante la práctica de la oración, la lectura de las Escrituras y la reunión en torno a la mesa familiar, estás brindando oportunidades para que tu familia profundice en su comprensión de la Misa y prepare sus corazones para recibir el mayor regalo de todos, el mismísimo Cristo.