En las profundidades del holocausto del aborto en 1980, un ministro protestante puso un cartel delante de su Iglesia en Houston: “Si estás embarazada y necesitas ayuda, llama a este número”. El cartel prometía “ayuda inmediata y práctica”.

Ese mensaje conmocionó a Texas, y muchas iglesias colocaron el mismo cartel. Este fue el comienzo de un movimiento para ayudar a las mujeres que se enfrentaban a una crisis de embarazo. Se extendió como la pólvora por todo el mundo. Y en 1992, el Proyecto Gabriel llegó al este de Texas.

En la actualidad hay 20 parroquias activas en los 33 condados de la Diócesis de Tyler.

El proceso comienza con una llamada telefónica confidencial al 1(888)300-5112. “Nos preocupan sus necesidades más urgentes”, declaró Colette Dockery, directora del Proyecto Gabriel para el este de Texas. “Tienen miedo. No saben qué hacer. Temen que sea el final de su vida, de sus sueños y esperanzas”.

Pueden necesitar ayuda para no abandonar la escuela, lugares donde vivir, sillas de coche, ropa de bebé y pañales. Temen no poder cuidar de su hijo. “Las ayudamos como si fueran nuestras propias hermanas”, afirma Dockery. Las personas que lo hacen son voluntarios llamados “ángeles”.

Dockery recuerda el caso de una mujer que esperaba trillizas. Su marido le dijo que abortara. Ella se negó y él la abandonó.

Hicieron falta tres parroquias para conseguir toda la ayuda que necesitaba la madre de las trillizas, explicó Dockery. “Todos estábamos celebrando baby showers. Le compramos cunas que se convierten en camas para niños pequeños, sillas de coche y una lavadora y secadora de segunda mano. Vive en un apartamento. No puede ir a la lavandería con las trillizas”.

Las tres niñas ahora tienen 8 años.

En la Parroquia católica de la Sagrada Familia de Lindale, apenas habían terminado su capacitación cuando recibieron a una madre que esperaba gemelos, según Linda Wray, coordinadora parroquial de Gabriel. Pintaron una rama con aerosol y añadieron tarjetas regalo con algunas cosas que necesitarían los gemelos, como bolsas de pañales, sillas de coche, ropa y artículos para el baño y la bañera. “La gente tomaba etiquetas del árbol. Fueron muy generosos”, dijo Wray. Trajeron estos regalos a la parroquia.

“Teníamos una carga gigante en el coche. No podía creer que tuviéramos todos estos regalos para ella”, explicó Wray.

El P. Gavin Vaverek, antiguo director de Respeto a la Vida de la diócesis, señaló que “el Proyecto Gabriel está diseñado para ser un centro de intercambio de información. Las madres necesitan amor, además de pañales y ropa. Los ángeles les ayudan a encontrar médicos, programas de seguros y otros recursos. Ayudan a cubrir muchas necesidades tanto prácticas como espirituales y emocionales. Alguien se preocupa por ellas, reza por ellas, las guía. A través de estos pequeños pasos pueden ser de gran ayuda para acompañar a las mujeres en lo que puede ser un camino difícil”.

Que un ángel te acompañe durante el embarazo “es agradable”, dice una beneficiaria del programa. “Hablamos cada dos días. Se preocupa por mí”, dice. La primera vez que se encontró con su ángel, “hablamos durante cuatro horas. Hablamos de nuestras vidas y de los programas de televisión que nos gustaban”, explica.

“Realmente creo en el Proyecto Gabriel” afirma el P. Denzil Vithanage, párroco de la Iglesia católica San Patricio de Lufkin. “Creo firmemente que todas las parroquias están a favor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. En el Proyecto Gabriel nos ocupamos de la concepción. Qué hermosa manera de ver el rostro de Cristo recién nacido y de escuchar su llanto. Nos llama a ti y a mí para ver a ese bebé”.

Según Stefanie Brunner, coordinadora del Proyecto Gabriel, la Iglesia San Patricio recibe muchas visitas sin cita previa.

La parroquia mantiene un armario de artículos para bebés y pueden responder inmediatamente a las necesidades de las personas que llegan sin cita previa. Hace poco ayudaron a una mujer embarazada a pagar la letra de su coche. Al ver que no tenía nada que preparar para el bebé, crearon una lista de regalos en Walmart con los artículos que necesitaba. La parroquia acudió y donó a través del registro.

“Encontramos un recurso para pagarle la factura de la luz”, explica Brunner, y le presentaron Medicare y los cupones de alimentos para hacer frente a la crisis hasta que pudiera volver a trabajar.

“Rezamos con ellas. Las animamos a ir a la iglesia. Escuchamos sus preocupaciones. Estas mujeres pueden sufrir muchísimo miedo. Cuando María se enfrentó a un embarazo inesperado, lo primero que le dijo el ángel Gabriel fue: “No temas”. Eso es lo que intentamos hacer: ayudarles a tener el valor de traer al mundo a su hijo”, concluyó Brunner.

La propia Melissa Aguilar, coordinadora parroquial de Gabriel en la Iglesia Santa María de Longview, fue adoptada. “Intento hacer todo lo posible para ayudar a las mujeres”, dijo.

Hasta la fecha ha ayudado a 34 mujeres. De ese número, 30 se quedaron con sus hijos y los otros cuatro fueron adoptados. “Las llevo a la consulta del médico. Fui a sus citas prenatales. Las ayudé con los gastos. Me aseguro de que tengan comida”, explica Aguilar. “Quiero salvar a todos los bebés que hay. Los bebés son nuestro futuro”, concluyó.

Para aprender más acerca del Proyecto Gabriel o participar en él, visita www.gabrielprojecteasttexas.org.